En nuestros planteles de producción gestionamos de manera eficiente el guano que generan nuestras ponedoras (GAP) por medio de un proceso de estabilización aeróbica y volteo mecánico, lo que permite transformar el GAP en un abono orgánico inoloro y homogéneo, altamente valorado en el sector agrícola por su gran capacidad como mejorador de suelo.
El manejo adecuado del guano o de cualquier desecho orgánico es un proceso crítico para manejar las externalidades de la actividad pecuaria, por lo cual es considerado una buena práctica necesaria para prevenir malos olores y proliferación de vectores que puedan afectar el entorno y a las comunidades cercanas.
Actualmente el subproducto que se genera en nuestros planteles es trasladado a las regiones del sur del país, donde es utilizado como fertilizante para predios frutícolas, ya que, al ser rico en nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, promueve el crecimiento y desarrollo de las plantas.
También fomenta la actividad microbiana del suelo, favoreciendo la descomposición de la materia orgánica y la liberación gradual de nutrientes, lo que mejora su estructura, aireación y capacidad de retención de agua, contribuyendo a prevenir la erosión y aumentando la estabilidad del suelo.
En cuanto a la circularidad, al utilizar el guano de nuestras aves ponedoras como subproducto contribuye a la gestión responsable de los residuos – uno de nuestros principales desafíos- a través de un proceso que reincorpora el guano estabilizado al medio ambiente.
En nuestros planteles de producción gestionamos de manera eficiente el guano que generan nuestras ponedoras (GAP) por medio de un proceso de estabilización aeróbica y volteo mecánico, lo que permite transformar el GAP en un abono orgánico inoloro y homogéneo, altamente valorado en el sector agrícola por su gran capacidad como mejorador de suelo.
Desde el 2021, todas nuestras instalaciones de producción de huevos y alimento para aves cuentan con la certificación internacional, I-REC que acredita el uso de energía 100 por ciento renovable, lo que ratifica nuestro compromiso con una producción más sostenible y en línea con la meta de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y revertir el cambio climático
Este proceso fomenta el uso de tecnologías de energía renovable y apoya el esfuerzo global para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles. Su valor se fundamenta en la claridad y transparencia para establecer el origen de la energía utilizada. Cada certificado tiene un identificador único que está asociado a una producción particular de energía renovable, garantizando así la integridad del proceso y generando confianza tanto en los consumidores como en las empresas usuarias.
El I-REC es reconocido mundialmente y se ajusta a diversos estándares y protocolos internacionales en materia de sostenibilidad. Esto ofrece un marco común para evaluar y comparar los esfuerzos de distintas entidades en la adopción de energías renovables.